Las piscinas públicas y comunitarias están viviendo los últimos días de la temporada 2024, y los bañistas disfrutan de los últimos chapuzones del verano. Sin embargo, no debemos descuidarnos en cuanto a las precauciones que hay que tomar para evitar infecciones después del baño.
Hace unos días leíamos una noticia que narraba la difícil situación de un hombre que había desarrollado osteomielitis y un cáncer en la sangre como consecuencia de una infección por el hongo candida auris. Este es, sin duda, un caso excepcional, pero que pone de manifiesto la necesidad de estar concienciados sobre la importancia de prevenir cualquier infección.
Lo más importante para evitar la proliferación de algas y bacterias es mantener la piscina limpia, desinfectada y en buenas condiciones durante todo el año. Aun así, hay que tener en cuenta siempre una serie de recomendaciones sobre las que te vamos a hablar en este post.
¿Qué tipo de infecciones se pueden coger en una piscina?
Las posibles infecciones que los bañistas pueden tener en aquellas piscinas que no estén correctamente mantenidas dependen del tipo de agente patógeno que las cree:
- Microorganismos de la familia de los virus, que pueden ocasionar conjuntivitis y otitis, por ejemplo.
- Bacterias, causantes de problemas como diarreas, cistitis o dermatitis.
- Hongos, que pueden provocar problemas como la candidiasis o el pie de atleta.
Cómo evitar la proliferación de microorganismos en la piscina
La mejor manera de evitar que este tipo de algas y microorganismos proliferen en el agua de la piscina es mantenerla siempre limpia y desinfectada. Esto incluye la realización del mantenimiento de forma periódica y durante todo el año, no únicamente durante el período de verano.
No obstante, además de realizar este tipo de mantenimiento de las piscinas e instalaciones acuáticas, que es básico, hay una serie de consejos a poner en práctica por los bañistas:
- Ducharse siempre antes y después del baño. De esta forma, la piel se mantendrá más limpia y se retirarán los agentes infecciosos que se hayan podido adherir, por lo que será más difícil pillar infecciones.
- Utilizar gafas de natación y evitar bañarse con lentillas. Esto es clave para reducir el riesgo de sufrir conjuntivitis o cualquier otro tipo de patología ocular.
- Al salir de la piscina, asegurarse de que los oídos están secos y que no se ha quedado agua dentro para que no derive en una otitis.
- Mientras estás fuera de la piscina, evita caminar descalzo y utiliza chanclas. Esto reducirá las probabilidades de sufrir una infección por hongos. Ten en cuenta que el borde de la piscina, por ejemplo, es una superficie que está constantemente húmeda, un entorno en el que pueden proliferar los hongos con más facilidad.
- No tragar el agua de la piscina. El agua de la piscina tiene cloro y otros agentes químicos que se utilizan para su desinfección, pero no está tratada para ser consumida.
- Evitar quedarse mojado después del baño. Como sabes, la humedad favorece la aparición de microorganismos que pueden provocar infecciones. Por eso, es importante mantenerse bien seco después del baño.
El mantenimiento de la piscina, el mejor aliado para evitar las infecciones
Más allá de las medidas de precaución que deben tomar los bañistas, el mantenimiento de la piscina es la mejor manera de reducir al mínimo las infecciones en estos espacios acuáticos. Especialmente, en aquellos que se utilizan de manera pública o comunitaria.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que la erradicación total de estas bacterias acuáticas es muy difícil. Sin embargo, realizar un mantenimiento adecuado reduce las probabilidades de sufrir infecciones al mínimo. Sobre todo, en las piscinas que prolongan el mantenimiento durante todo el año, ya que la piscina está permanentemente tratada y controlada.
Aun así, los profesionales del mantenimiento de piscinas insisten en la importancia de reforzar la legislación actual y endurecer las condiciones en este sentido. Una de las acciones que propone EMPIA es la incorporación, dentro de la normativa, de la obligatoriedad de medir con fotometría los parámetros del agua.
Este tipo de medición es mucho más precisa y no está sujeta a interpretación subjetiva por parte del socorrista, sino que se reduce a un valor decimal que determina el estado del agua. Asimismo, la medición en continuo a través de sondas también permitiría comprobar que el agua se mantiene en el índice adecuado de manera prolongada.
Por esta razón, desde EMPIA alientan a las administraciones e instituciones públicas a revisar la normativa en este sentido. El objetivo es reforzar al máximo los mecanismos de control en las piscinas con el fin de reducir las infecciones en ellas y las consecuencias negativas que estas pueden provocar en algunas personas.